Anunciamiento del nacimiento de Jesús
A los seis meses del anuncio a Zacarías, el ángel Gabriel vuelve a realizar el anuncio de otro nacimiento, el de Jesús, y en esta ocasión, a la madre, "una virgen prometida a un hombre llamado José (...) la virgen se llamaba María" La joven María, al contrario que el anciano Zacarías, acepta el anuncio y solo se pregunta como concebirá un hijo "¿cómo sucederá eso si no convivo con un varón?" Cuando el ángel le responde que "el Espíritu Santo vendrá sobre tí" ella responde con total entrega "Aquí tienes a la esclava del Señor, que se cumpla en mi tu palabra"
El relato de Lucas nos conduce a dos respuestas bien diferentes ante la voluntad de Dios. En la primera Zacarías recibe el anuncio de que sus oraciones han sido escuchadas y su mujer concebirá al hijo tan deseado. Dios le concede el gran afán de su vida, posiblemente cuando ya no lo esperaba por su edad, y a pesar de recibir esta gran alegría, su actitud es de desconfianza respondiendo desde su profunda humanidad exigiendo garantías del cumplimiento de la palabra de Dios.
María, sin embargo, responde desde la confianza en Dios. Ella no había pedido tener un hijo, y mucho menos al Hijo de Dios. Sabe que su situación será difícil puesto que José la puede repudiar, puede ser rechazada por su pueblo, y sin embargo, su confianza en Dios es total, de manera que se entrega totalmente, en cuerpo y alma, como la esclava del Señor, a la voluntad del Padre.
Esta actitud de María diciendo sí a Dios, es una lección constante para mi. Dejarse en las manos de Dios, humildemente, sin preguntarse nada, sin agobiarse por el qué dirán, por cómo saldrán las cosas, por cómo serán los resultados. La manera de decir sí de María me enseña el camino para poder sí yo también y no estar exigiendo pruebas a Dios como Zacarías. María, como siempre, es mi camino para llegar a Dios.
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